Llovía. Parecía que todo se iba a derrumbar en su vida, pero no debía llorar. Tenía que ser fuerte.
Bajó del metro y se unió a la cola de gente que esperaba a que la escalera mecánica les sacara de la estación. Siempre que veía esa escena, le recordaba a "The Wall", la película de Pink Floyd, y normalmente prefería las escaleras normales, pero ese día no estaba de humor, no tenía fuerzas ni ánimos.
Entró en clase, y se sentó con desgana cerca de Zeta y Ele. No le apetecía hablar.
Y entonces, Zeta se le acercó y le dio un abrazo gatuno, dulce, hogareño y sintió su calidez como la de una chimenea.
No le apetecía nada, pero Ele consiguió desviar su atención hablando sobre el piso al que querían irse a vivir.
-Estoy con la regla, no me apetece hablar...-dijo ella con desgana.
Su amiga la miró sorprendida
-Pues yo cuando estoy con la regla me animo mucho. ¿Qué vamos a hacer si el día de la limpieza estamos las dos con la regla?-dijo divertida- me imagino a mí (:D) -¡¡Wiiiiii!!, y a tí (:/) -.....
Se rió. Notó como se tensaban los músculos de su cara que creaban una sonrisa mientras le vibraba el diafragma.
Ele siempre lograba hacerla reír por muy triste que se encontrara.
Entró en su habitación. De nuevo sola había vuelto a decaer.
Estaba tumbada sobre su cama cuando recibió una llamada inesperada. Es increíble la capacidad de algunas personas para aparecer justo cuando más las necesitas.
-¿Si?-dijo ella algo más animada pero aún triste- ¿qué querías?
-Hablar contigo, hace mucho que no se nada de ti.
-Realmente sí. ¿Cómo estás?
-Bien, cansado ¿y tú?
-...hoy estoy algo triste...
-Cuéntame
Se lo dijo todo. Lo que sentía, lo que pasaba. Y de repente fue como si le hubieran quitado una enorme roca de encima. Se sintió mucho mejor. Y tras escucharla pacientemente, Eme remató como solía hacer:
-Te quiero, ¿lo sabes?
Ella sonrió. Lo necesitaba, necesitaba que le recordaran que la querían, incluso en la distancia.
-Lo sé, pero a veces se me olvida. Gracias.
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